“El Internado” es el primer trabajo profesional de Elena Furiase. La hija mayor de Lolita Flores da vida a una niña adolescente que llega al centro educativo gracias a una beca que le permite estudiar en el prestigioso centro.
Victoria, tal y como se llama el personaje al que da vida, procede de una familia mucho más humilde que el resto y tendrá que acostumbrarse a relacionarse con sus nuevos compañeros.
¿Cómo ha vivido su primer trabajo profesional?
Muy ilusionada y emocionada con el trabajo pero no me he puesto nerviosa. No ha sido duro pero sí me ha resultado nuevo. Es la primera vez que hago un trabajo como actriz aunque con la ayuda de mis compañeros está siendo mucho más fácil.
¿Qué es lo que más le atrae de "El Internado"?
Me gusta mucho el misterio que conduce la trama.
¿Cómo llegó a la serie?
Me hicieron una prueba de la que no salí muy contenta, pensaba que no me iban a seleccionar. Sin embargo,al final me dieron el papel.
¿Cómo es su personaje?
Victoria es tímida, miedosa y algo reservada. Está enamorada de Marcos pero prefiere alejarse de él.
¿Le apeteció que su madre interviniera en el primer capítulo?
Estoy encantada. Me preguntaron si me importaba que apareciera y, por supuesto, dije que no.
¿Cree que se parecen?
No me parezco a ella físicamente pero cuando me he visto en el rodaje me he dado cuenta de que compartimos muchos gestos que nos delatan.
¿Le ha dado muchos consejos?
Continuamente. Pero lo que más me repite es que me tome este trabajo con seriedad y pasión. Insiste en que cuando deje de grabar vuelva a ser yo misma para que no cambie.
¿Le pesa pertenecer a una familia tan conocida?
No. Sé que tengo que dar mucho de mí porque vengo de una familia muy talentosa y estoy muy orgullosa de ella. Sé que me cuestionarán constantemente y, la verdad, no voy a tener nunca la facilidad de empezar a trabajar sin que me miren constantemente con lupa.
¿Tiene algún proyecto después de “El Internado”?
No sé qué va a pasar. Ahora quiero seguir disfrutando de la serie sin esperar nada.
Entrevista a Elena Godina
Se encuentra en un gran momento de juego y todos sus rivales en España la respetan. Subirá el listón del rendimiento en 2004 con la prueba de fuego que va a suponer la Final a cuatro europea para el CV Tenerife. Elena Godina, una de las mejores jugadoras del mundo, no quiere hablar de metas en esta cita hasta saber los rivales.
Añora la selección rusa. No es convocada desde septiembre de 2002. Y mantiene que si no la convocan para los Juegos Olímpicos de Atenas, "iría como espectadora o turista a ver los partidos". Dejó de lado su contencioso con el Uralochka, ya que la sentencia del 25 de septiembre es firme al retirarse del pleito el técnico Karpol.
Elena Godina valoró, a la hora de hacer un balance del rendimiento con el CV Tenerife, que "mi nivel está a un 80 % ahora, porque espero estar al cien por cien para la Final Four". Su última entrega de 25 puntos contra el Caja de Ávila le supuso ser la mejor realizadora de la jornada, lo que ocurre por segunda vez. Es la décima anotadora de la Superliga con 184 puntos (139 en ataque, 24 bloqueos y 21 saques). En el servicio es la cuarta general y su media de puntos es de 13.1. A la hora de afrontar esta entrevista, se muestra receptiva y afable para responder a todo.
-¿Qué pensó el día que debutó con el Tenerife en la Superliga?
"En principio estaba tímida al entrar a la cancha para jugar, cuando siempre está vacío cuando entrenamos. Pero desde el primer balón se me fueron los nervios y me gustó. Todo fue bien y cogí el ritmo de la competición".
-En principio se dijo que iba a jugar de opuesta, pero acabó haciéndolo de atacante por cuatro.
"Yo nunca dije que iba a jugar de opuesta, sólo que en la lista o información del club salió lo de opuesta. Siempre actue en Rusia como atacante de cuatro, sólo que un año en Turquía jugué en el Eczasibasi como opuesta. Pero no pasa nada y yo juego donde me diga el entrenador Avital Selinger y en donde sea más importante para mi equipo. Creo que es por la zona cuatro. Si mañana me cambia mi entrenador, haré lo que me digan".
-¿Cómo se le para por esa zona? Dé un consejo a sus rivales.
"Es una pregunta muy especial, porque juego contra atacantes como yo y es muy difícil. A lo mejor es que mis rivales se tienen que poner un casco para aguantar mis remates (lo dice bromeando) para no romperles la cabeza. No quiero decir nada a mis rivales de cómo pararme para no ayudarle en los partidos que juguemos".
-Se está mezclando el voleibol con la belleza. La última prueba es la contraportada del Marca que protagoniza su compañera de equipo Susana Rodríguez ¿Cómo ve este fenómeno social?
"Me gustaron muchos sus fotos y me alegro mucho por ella. Deseo que trabaje así, porque no perjudica al voleibol".
-¿Algún día hará de modelo?
"No, nunca (se ríe) me ofrecieron nada y no tengo experiencia en este sentido. No pienso trabajar de modelo, ni me siento preparada. Estoy centrada en jugar a voleibol. Pero si me lo ofrecen, lo haría".
-¿Qué opina del zoom Cacciatori en España?
"Primero pregúnteselo a los espectadores del voleibol, pero para mí ella es una chica muy buena y un gran colocadora. Soy muy amiga de ella como deportista. Pero sé que le molesta mucho, porque se cansa con el tiempo que dedica a hacer publicidad como modelo. A veces se siente presionada. Me gustan ver sus fotos de modelo".
-¿Cree que el aficionado viene a ver el talento de Cacciatori como jugadora o como modelo?
"Espero que vengan a ver el deporte del voleibol, pero también Maurizia es muy famosa como modelo. Pero en otras ciudades vienen por ver a Cacciatori, aunque pueden venir por ver su gran juego".
-Tiene una muy buena sociedad deportiva con Cacciatori, que le coloca muchos balones.
"Nuestro equipo ahora cuenta con muy buenas atacantes desde todas las posiciones. Svistina ayuda en recepción y por eso ataca menos. Pero Maurizia no sólo da balones a mí, sino a Magaly Carvajal. Hace una táctica en equipo para todas y no para ser una estrella".
-¿Hay posibilidad de que retorne a la selección rusa?
"Mi último partido con Rusia fue en el Mundial de Alemania en septiembre de 2002. Claro que quiero retornar a jugar con mi país, es mi sueño, pero no me convocaron el año pasado. Espero que si ellos me necesitan, me llamen. Si no, no pasa nada, porque iré a ver los Juegos Olímpicos como turista".
-Tras haber ganado el caso al Uralochka de Karpol, ¿recibió llamadas de apoyo por parte de su amiga Sokolova, que también ganó un pleito a los rusos?
"Su caso es diferente. Sokolova nunca fue a juicio, sino que cambió su nacionalidad de rusa por turca. Su club pagó mucho dinero a Karpol para salir y ya fue libre. Mi caso es diferente. Lo gané... Tendría que explicarlo en tres horas. Pero fue por la vía civil para rescindir un contrato laboral. Hoy la resolución es definitiva, porque la apelación de Karpol se retiró. Ellos agotaron todo hasta el último momento. El primer juicio del 25 de septiembre dio un resultado positivo para mí, pero hasta hoy, con esta decisión de Karpol, yo no estaba libre para jugar al voleibol, y ahora soy libre hasta siempre por la ley. Estoy contenta, pero también muy furiosa por todo, porque era una tontería, ya que el 25 de septiembre estaba la primera sentencia y era libre. Pero con el recurso es una mierda".
-¿No se habla ya con Karpol?
"Claro que no, pero si vamos a jugar contra el Uralochka en Ekaterimburgo, en la Liga Europea, le saludaré y nada más. La sensación será la de medirme ante un rival. Claro que si me enfrento en mi casa, me preocupa que la afición de Ekaterimburgo diga algo malo contra mí. También pasó en Las Palmas contra Magaly Carvajal, cuando nos medimos al Hotel Cantur, pero somos profesionales. No es que esté habituada a estos ambientes. Magaly jugó un año en Las Palmas, pero yo toda mi vida en Ekaterimburgo. Vamos a ver cómo me reciben. Yo me preparo para lo que es el partido de mi vida".
-¿Tendrá un sentimiento de venganza contra el Uralochka?
"¿Qué es venganza? ¿Si estoy furiosa por lo que me hicieron? No, soy humana y mis sentimientos son buenos. El Uralochka sólo será un rival y los problemas que tuvimos estarán fuera de la cancha".
-A tres meses vista, ¿qué va a ocurrir en la Final Four?
"No sé, porque todavía no hemos empezado a competir, ni sabemos cómo juegan los demás equipos y cuáles se clasificarán ¿Llegar a ser finalista? Repito que no soy Nostradamus que voy a aventurar el futuro. Sólo digo que vamos a poner todo lo posible en la cancha para llegar a la final, pero ahora no hay de qué hablar".
-¿Qué significa para usted el presidente del CV Tenerife, Quico Cabrera?
"Es un presidente que trabaja mucho por el equipo. Es un hombre modelo de presidente de equipo. Hizo mucho por mí para resolver mi caso, porque es su labor como presidente. No sólo me ayuda como presidente, sino como persona ¿El mejor dirigente que tuve? Sí, por ahora sí ¿Mejor que Karpol? Karpol no es presidente... es entrenador y muchas cosas más".
Las mujeres rumanas sólo queremos a hombres con mucho dinero. ¿A que sí?" Los comentarios de Elena destilan un cinismo impropio de su edad (tiene 22 años) pero son una prueba irrefutable de que ya ha vivido mucho. El año pasado, mientras estaba sentada en un parque de Bucarest, un hombre le ofreció trabajo. Poco podía sospechar que la proposición, en principio bienintencionada, le acabaría conduciendo al borde del abismo. Al verla (es rubia, menuda y muy flaca) Elena produce una sensación de fragilidad que desaparece pronto. Es una de las miles de mujeres que cada año caen en las redes de trata instaladas en Europa. Aunque ella se armó de valor y denunció a sus captores.
-¿No se habla ya con Karpol?
"Claro que no, pero si vamos a jugar contra el Uralochka en Ekaterimburgo, en la Liga Europea, le saludaré y nada más. La sensación será la de medirme ante un rival. Claro que si me enfrento en mi casa, me preocupa que la afición de Ekaterimburgo diga algo malo contra mí. También pasó en Las Palmas contra Magaly Carvajal, cuando nos medimos al Hotel Cantur, pero somos profesionales. No es que esté habituada a estos ambientes. Magaly jugó un año en Las Palmas, pero yo toda mi vida en Ekaterimburgo. Vamos a ver cómo me reciben. Yo me preparo para lo que es el partido de mi vida".
-¿Tendrá un sentimiento de venganza contra el Uralochka?
"¿Qué es venganza? ¿Si estoy furiosa por lo que me hicieron? No, soy humana y mis sentimientos son buenos. El Uralochka sólo será un rival y los problemas que tuvimos estarán fuera de la cancha".
-A tres meses vista, ¿qué va a ocurrir en la Final Four?
"No sé, porque todavía no hemos empezado a competir, ni sabemos cómo juegan los demás equipos y cuáles se clasificarán ¿Llegar a ser finalista? Repito que no soy Nostradamus que voy a aventurar el futuro. Sólo digo que vamos a poner todo lo posible en la cancha para llegar a la final, pero ahora no hay de qué hablar".
-¿Qué significa para usted el presidente del CV Tenerife, Quico Cabrera?
"Es un presidente que trabaja mucho por el equipo. Es un hombre modelo de presidente de equipo. Hizo mucho por mí para resolver mi caso, porque es su labor como presidente. No sólo me ayuda como presidente, sino como persona ¿El mejor dirigente que tuve? Sí, por ahora sí ¿Mejor que Karpol? Karpol no es presidente... es entrenador y muchas cosas más".
Las mujeres rumanas sólo queremos a hombres con mucho dinero. ¿A que sí?" Los comentarios de Elena destilan un cinismo impropio de su edad (tiene 22 años) pero son una prueba irrefutable de que ya ha vivido mucho. El año pasado, mientras estaba sentada en un parque de Bucarest, un hombre le ofreció trabajo. Poco podía sospechar que la proposición, en principio bienintencionada, le acabaría conduciendo al borde del abismo. Al verla (es rubia, menuda y muy flaca) Elena produce una sensación de fragilidad que desaparece pronto.
El día que llegó la llevaron al burdel y se inició su calvario entre borrachosUn cliente la rescató, pero cortó con él y acudió a la comisaría
La historia de Elena -el nombre es ficticio: es testigo protegido- empieza en un pueblecito agrícola de Rumania sonde "ordeñaba vacas y recogía tomates". Le encantaba, pero sólo cobraba 100 euros al mes. Como tuvo un hijo muy joven y la vida con su marido era problemática, marchó a la capital. "Mi madre nunca me ayudó. Se comportó siempre como mi chula", explica con amargura mientras da vueltas a una taza de café. La oferta que un hombre le lanzó en aquel parque gris de Bucarest no pintaba mal: en España cuidaría ancianos y limpiaría casas. "Mira, yo después supe, porque me tantearon, que tenía que trabajar en un bar, tomar copas con los clientes y darles compañía. Pero no pensé que me iban a obligar a acostarme con cualquiera y a hacer todo lo que ellos querían", dice la joven, que no pierde la sonrisa (a veces, forzada). No por ello deja de emocionarse cuando recuerda cómo, con la fotografía de una mujer (la que sería su sombra casi un año), un billete de avión y una dirección en una localidad costera de Barcelona, llegó a España.
Había caído en la telaraña del proxenetismo. Nada más aterrizar, a principios de 2008, la red mafiosa le retiró el pasaporte y le informó de que había contraído una deuda de 3.000 euros. Gastos de viaje. Podía saldarla, claro, pero para eso tenía que prostituirse. Esa misma noche la llevaron al club de alterne: un local de mala muerte, oscuro y con una sola habitación que parece una cueva mugrienta. "Las primeras veces lo pasé muy mal. Tenía que irme a la cama con hombres asquerosos y hacerles de todo", recuerda.
La delgadísima figura de la joven, que lleva chaleco tejano y unos vaqueros ajustados, se convirtió en una máquina de hacer dinero. Algunos meses facturaba 7.000 euros. Elena vio pasar "mucha pasta" ante sus narices, pero sólo pasar. La supuesta deuda, saldada con creces, crecía inexplicablemente cada mes. "Sólo me daban un poco de dinero para que me pusiera mona", dice.
Cayó en la desesperación. "Empecé a emborracharme. Bebía para espantar a los clientes porque borracha no querían acostarse conmigo. También me hacía cortes en los brazos. Una vez intenté suicidarme cortándome las venas". Muestra las marcas aún rojizas, estigmas de una juventud lastrada por el proxenetismo.
Y cuando todo era oscuridad, se hizo la luz. O eso parecía. En diciembre, un cliente se ofreció a sacarla del local y llevarla a Galicia, donde vivió unos meses con él y su madre. Dice que se portó bien, pero no aclara nada más. "Al final me cansé, porque él bebía mucho y se ponía furioso".
Todavía sin pasaporte, sin un céntimo en el bolsillo y "hasta el gorro de todo", cruzó la puerta que la mayoría de mujeres explotadas no cruzaría jamás: la de comisaría. "A las prostitutas asiáticas o africanas les cuesta mucho más. Pero de vez en cuando sí encontramos a una mujer del Este como ella, con carácter, que planta cara a los captores", explica un responsable policial que ha trabajado en el caso.
Hace unos días, agentes de la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsificación (UCRIF) de la policía de Barcelona irrumpieron en el local donde Elena trabajó nueve meses. "Encended las luces, apagad la música", exclama el agente que lidera el registro. Las cosas allí dentro no han cambiado. El prostíbulo sigue siendo un Babel en miniatura y un fiel reflejo de las redes de prostitución que operan en España: una española, tres rumanas, cuatro dominicanas, una moldava, una nigeriana y una colombiana. Cinco de ellas están en situación irregular y serán expulsadas del país. Los clientes, la mayoría de mediana edad y aspecto desaliñado, llegan al club tan borrachos que ni siquiera la presencia policial les disuade de entrar.
Los agentes de la UCRIF detuvieron a seis personas; entre ellos, el máximo responsable de la organización internacional, el que captó a Elena en Rumania y la llevó hasta el aeropuerto de Bucarest. También fue arrestada la mujer que controlaba a la joven.
Ahora, Elena sigue trabajando como prostituta. "Ahora soy puta porque quiero. Hago lo que me da la gana, y necesito enviar dinero a mi hijo". No es que le guste, dice. Antes trabajó un tiempo como limpiadora doméstica, pero la cosa acabó pronto y el sueldo no le llegaba. "Pero en agosto lo dejo", se promete a sí misma.
Los actores y actrices más jóvenes que protagonizan la serie de misterio de Antena 3 que acabó su última temporada la semana pasada: Ana de Armas, Yon González, Elena Furiase y Daniel Retuert, han confesado en una entrevista cuáles son su mayores temores.
Ana no soporta quedarse a oscuras porque le puede aparecer cualquier cosa. Elena cuenta que a parte de los típicos miedos que tiene todo el mundo como a la muerte y a lo desconocido, no le agrada la idea de quedarse encerrada en alguna parte.
Daniel, por su parte confiesa tener un vértigo y una aracnofobia incontrolables y su compañero Yon reconoce que si se encuentra con una serpiente que le va a atacar lo pasaría fatal.
Además de esto también contaron la experiencia más terrorífica que han vivido:
Yon: la broma que le hicieron de Inocente inocente, porque estaba convencido de que iba a morir.
Elena, en su casa de Argentina cuando en una tormenta de las grandes un rayo iluminó un cuadro y el portón empezó a sonar.
Ana en la playa cuando se quedó nadando en el fondo durante cinco minutos sin saber lo que había debajo.
Y, por último, Daniel contó que una vez entró con sus amigos en un faro abandonado que de primeras parecía estar en perfectas condiciones, pero que cuando empezó a subir la marea casi mueren ahogados.
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EXCLUSIVA* Entrevista con Elena Furiase. entrevista con Vicky.
miércoles, 08 de julio de 2009 a las 9:13
La quinta temporada de El Internado ha llegado a su final y, mientras esperamos con ganas que vuelva el próximo otoño con la sexta y quizá última temporada, hemos charlado con una de sus protas, Elena Furiase.
Cinco temporadas de éxito... ¿No te da miedo que eso se acabe?
Estamos en la recta final y me da pena y miedo que pueda acabarse. Sobre todo porque en esta profesión, un día estás en la cresta de la ola y al otro no sabes qué puede pasar...
En estas cinco entregas, ¿cuál ha sido el peor momento del rodaje o el más complicado?
Algunas escenas de noche en exteriores. Recuerdo especialmente una con lluvia. Pasamos mucho frío, el agua estaba helada, fue hasta muy tarde. Pero bueno, al final quedó bien y valió la pena.
¿No estás cansada de tu personaje?
No, para nada. Vicky me encanta, y más con el giro que ha dado en esta quinta temporada. Le ha pasado de todo: el noviazgo con Nacho y luego, ¡su muerte! Ha sido muy enriquecedor.
¿Saldrías de marcha con ella?
Sí, le he cogido mucho cariño, aunque la espabilaría un poco. Hombre, también me iría con Iván, con Marcos, con Martín...
Y ahora...
De momento quiero descansar, disfrutar de la playa para volver con fuerza porque, cuando termine mis proyectos en España, me gustaría irme a Los Ángeles a estudiar inglés e interpretación.
Entrevista Elena Furiase
Desde la revista Qué me dices! nos llega otra entrevista, esta vez a Elena Furiase, Victoria en El Internado, donde nos cuenta como está viviendo estos días tan ajetreados, debido a que tiene numerosos frentes abiertos, ya que se encuentra tanto en televisión como en cine.
La conocemos casi desde que llegó al mundo, pero no por ello es una ‘niña de papá’. Todo lo contrario. Elena, a sus 20 años, se ha propuesto ser una actriz de las buenas, y todo apunta a que lo va a conseguir cueste lo que cueste. A las interminables jornadas de grabación de la serie El Internado, ahora suma otros retos: el cine y el teatro. El próximo día 11 debuta sobre las tablas como protagonista de Olvida los tambores, y en octubre la veremos en la pantalla grande a las órdenes de Giménez Rico. ¿El secreto de su éxito? Que por sus venas corre el arte, claro; pero también el sacrificio y mucho sentido común.
.Los Flores siempre han estado ligados a la música, ¿de dónde te sale la vena de la interpretación?
A los diez años empecé a dar clases de teatro y me encantó. El problema es que tenía mucho miedo a la Prensa por lo que he vivido en casa. Le comenté a mi madre que quería ser actriz, pero no famosa. Y se rió, claro. Años después le dije con todas las consecuencias: mamá quiero ser artista, como la canción.
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Teatro, cine, televisión… ¿Cómo te organizas para llegar a todo?
Como puedo. Por las mañanas, en El Internado, y por las tardes, en el teatro. La verdad es que no me queda tiempo para mucho más. Creo que la gente cree en mí y cuenta conmigo precisamente porque demuestro mi vocación.
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¿No es demasiado sacrificio para tu edad?
A veces no salgo los fines de semana porque tengo que estudiar un guión o me tengo que volver antes de las vacaciones porque hay trabajo, pero es un sacrificio menor.
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¿Serías capaz de abandonar tu vocación por amor o por crear una familia?
Antes decía que sí, pero ahora creo que se pueden hacer las dos cosas sin renunciar a nada.
¿Lo dices por experiencia? Porque con tanto trabajo no creo que tengas tiempo ni para ligar.Todos tenemos tiempo para eso, y el que diga lo contrario, miente. Yo ahora estoy sola y tranquila. Estoy viviendo un momento muy bueno y no quiero desaprovecharlo.
Pero seguro que eres de las que tiene mucho éxito con los chicos…
Bueno… soy coqueta y muy femenina y, como a todas, me gusta ligar. Tengo amigas y amigos, pero el trabajo es lo primero. Estoy centrada en él.
Entonces cuéntanos cómo has dado el salto de la tele al teatro.
Han sido un montón de coincidencias. Esta obra la escribió Ana Diosdado y casualmente participé con ella en el rodaje de mi primera película, El Libro de las Aguas. Me dijo que le gustaría contar conmigo algún día para trabajar en teatro y aquí estoy.
¿Te ha costado cambiar el ‘chip’?
Un poco sí, porque en El Internado se habla en un tono coloquial, hay micrófonos que captan perfectamente la voz, y en el teatro tengo que esforzarme por hablar más despacio.
Olvida los tambores es un texto que aborda los laberintos emocionales de la juventud. ¿Te sientes identificada con tu personaje?
Ana Dios dado escribió este texto en los años 70, pero es muy contemporáneo. Las ideas que algunos personajes tienen sobre el matrimonio y las tradiciones son distintas, pero los sentimientos son los mismos.
En octubre está previsto el estreno de tu primera película, El Libro de las Aguas, en la que has trabajado con tu madre, ¿qué tal ha ido?
Ha sido una experiencia muy bonita. No comparto muchas escenas con ella, pero fue un gran apoyo tenerla cerca.
¿Y con Álex González?
Estupendo, todo el equipo me acogió muy bien.
¿Te da vértigo convertirte en la actriz de moda?
Antes no asumía la fama. Verme en los medios me parecía increíble, pero te acostumbras.
¿Y las críticas?
Hombre, siempre es mejor que hablen bien de ti, pero sé que no puedo gustar a todos.
¿Qué crees que has heredado de los tuyos?
En el genio he salido a mi padre, que es más calmado. La vena artista y la forma de expresarme es más de mamá y de la abuela, claro.
¿Te gustaría que tu madre se casara con Pablo?
Me da igual. Lo importante es que sean felices y yo veo que lo son. Pablo es genial y mi madre… ¡buf!, una mujerona.
¿Cómo te gustaría verte dentro de diez años?
Comiendo de este trabajo y triunfando en España, en Francia, Argentina… y por qué no también en Estados Unidos.
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